Hace poco, en este espacio, hemos hablado de la resiliencia, esa fuerza que nos permite levantarnos una y otra vez. Hoy quiero detenerme en otra herramienta que a veces olvidamos: la compasión hacia uno mismo.
Muchos cuidadores sienten que deben poder con todo: estar presentes a todas horas, no equivocarse nunca, anticiparse a cada necesidad. Y cuando esa exigencia se hace demasiado grande, aparece la sobrecarga: cansancio extremo, soledad, ansiedad o incluso tristeza profunda.
Ahí es donde entra la autocompasión.
Ser compasivos con nosotros mismos significa hablarnos con el mismo cariño con el que hablamos a quien cuidamos. Reconocer que somos humanos, que tenemos límites y que, también sentimos miedo, rabia o agotamiento.
No es egoísmo. No es dejar de cuidar. Es la única manera de sostener en el tiempo el amor y la entrega que damos cada día.
Algunas claves que pueden ayudarte:
- Cambia tu diálogo interno.En lugar de “no hago suficiente”, repite: “hoy he dado lo mejor que estaba en mis manos”.
- Respeta tu descanso.No es un capricho, es parte del cuidado.
- Celebra lo pequeño.Una sonrisa, un paseo, un momento de calma, también son logros.
- Busca apoyo.Compartir la carga no es abandonar, es sumar fuerzas.
- Permítete sentir.No todo son buenos momentos, y está bien reconocerlo.
La autocompasión es un acto de amor propio y también de resistencia. Porque cuidar no significa solo atender necesidades físicas: significa también sostener nuestra propia vida emocional para seguir estando ahí.
Cuidar también es cuidarte. Hablarte con ternura es la fuerza que te permitirá seguir caminando.
Suscribirse
y únete a otros 5 suscriptores
Últimas publicaciones
Rompiendo Barreras
El último domingo de septiembre se celebra el Día Internacional de las Personas Sordas...
Vuelta al Cole
Organiza la vuelta al cole sin estrés. En Amanecer Cuida de Ti te ofrecemos cuidado de personas mayores y apoyo a niños en Jerez...
0 comentarios